Dra. Patricia Cides
Un programa de visualización positiva
Este método parte de una idea simple pero poderosa: todos tenemos un rol activo en nuestra salud y bienestar. Nuestra calidad de vida, la alegría y la autoestima pueden mejorar si aprendemos a conectar con los pequeños placeres del día a día.
A lo largo de nuestra vida, desarrollamos hábitos que pueden ser difíciles de cambiar. Lo importante es tener paciencia y establecer metas alcanzables. En este proceso, contar con el acompañamiento de un médico o terapeuta puede ser clave para superar resistencias y lograr cambios sostenibles.
Lista de placeres
Hacer una lista de pequeños placeres es un primer paso para integrar más bienestar en nuestra vida. Te invitamos a elegir al menos cuatro de los siguientes o agregar los tuyos propios:
- Hablar con un amigo
- Disfrutar un café o una comida especial
- Leer un buen libro
- Recibir un masaje relajante
- Mirar el cielo y conectar con la naturaleza
- Bailar
- Escuchar música
- Reír con ganas
- Caminar descalzo sobre el pasto
Las sensaciones
En cada actividad, la clave es prestar atención a los sentidos y sumergirse en la experiencia. Podés hacerte estas preguntas:
¿Qué estoy sintiendo?
La primera percepción suele ser visual, luego aparecen los aromas y, si prestamos atención, también los sonidos del entorno. Sentir el sol o el viento en la piel, oler una flor, tocar una planta… A medida que agregamos más sensaciones, nuestro cerebro se llena de calma y bienestar.
Incorporar placer a lo cotidiano también es fundamental. Podemos comer rápido y distraídos o tomarnos un momento para apreciar los colores, sabores y aromas de los alimentos. Agradecer y disfrutar ese instante hace una gran diferencia.
Preguntas como ¿Cuándo?, ¿Dónde? y ¿Con quién? pueden ayudarnos a integrar estos hábitos en la vida diaria, en lugar de dejarlos solo en la intención.
Hábitos
"Cuando hayamos reeducado nuestros sentidos y sensaciones, el cuerpo se acostumbra."
Estamos habituados a vivir en automático, y este proceso es una reeducación para aprender a disfrutar cada instante, especialmente en momentos de estrés o tristeza.
Para que estos cambios sean transformadores, deben convertirse en un compromiso. Con el tiempo, el cuerpo empezará a demandarlos de forma natural. Así, el bienestar deja de ser una meta lejana y se convierte en una parte esencial de nuestra vida.
El placer en el sexo
No podemos hablar de placer sin mencionar la sexualidad. Más allá del acto en sí, es una experiencia que nos invita a conectar con el presente y activar los sentidos. Sin embargo, muchas veces también se ve afectada por el automatismo con el que vivimos.
Un desafío interesante es vivirla con plena conciencia, amplificando el placer a través de una conexión sincera con la pareja. Compartir otros momentos placenteros, alimentar la intimidad y recordar que el amor es el afrodisíaco más poderoso puede hacer una gran diferencia.
Cuando el placer surge de la unión de los cuerpos y las almas, su impacto es aún más profundo.
¡Escribinos!
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